martes, 12 de mayo de 2009

Por Francisco Cordero Berrocal

EL MUNDO GLOBAL
Ahora muchas personas hablamos de Globalización, sin tener muy claro de que estamos hablando, unos escuchamos hablar de economía, otros de medio ambiente, ahora de enfermedad, todos tienen razón porque todas esas y muchas más, son las ideas que nos transmite el término globalización.
Por el efecto de la globalización es por lo que hoy escuchamos que en numerosos países hay enfermos de la gripe porcina, gracias a la cantidad de personas que se mueven por todo el planeta, en muy poco tiempo y por vía de distintos países, aunque su foco sea México; por esa misma globalización y en este caso por la globalización de los medios de comunicación, las noticias que se producen en un extremo del mundo, son conocidas en pocos minutos en el rincón opuesto del planeta.
La misma crisis que azota a nuestro país, es la que azota a todo el llamado primer mundo, irónicamente digo: que al resto del mundo no le afecta esta crisis, le afectan todas las crisis, ya saben el dicho “Cuando Estados Unidos estornuda, el resto del mundo sufre catarro, gripe o neumonía según sea el caso” Eso también es globalización.
Está claro que todo lo que ocurre en el mundo es transportado de un lugar a otro, como si de algo mágico se tratara, algunos podían pensar que los sucesos tienen el poder o el don de la ubicuidad, es decir, el que algo acontece en dos lugares al mismo tiempo, pero curiosamente es más rápido lo que conlleva una falta de valores, y no lo que soporta una idea cristiana de vida y valores, es curioso que en todos los lugares del mundo se dan los malos tratos, la violencia de género, la injusticia con los más desfavorecidos, los crímenes en no sabemos que justificación, la drogodependencia, el sida, y un largo etc. pero, que corren por los medios globales de comunicación, como si de un reguero de pólvora se tratara, puede parecernos que son solo las malas semillas, las que transporta el viento y se olvida de transportar la simiente que merece la pena, pero no es así, solo que hay que mirar atentamente y estar convencidos de que las buenas noticias también están al cabo de la globalidad aunque sea más difícil el verlas.
Observo como comunidades de jóvenes, que son nuestra esperanza viven su fe con mucha entereza y compromiso, que acuden a los encuentros con el Santo Padre, o de cualquier llamada de solidaridad, con una dedicación y una vocación digna de cualquier buena mención, como en todo el mundo hay comunidades familiares que aunque no sean católicos, entienden que la educación en valores es lo más adecuados para criar hijos y formarlos para la vida.
Por eso aún tengo la esperanza, de que en el concepto de globalización no todo es negativo, sino que muchas cosas son de lo más positiva, y eso es lo que más me importa, por eso ruego, que estas ideas que aparecen en cualquier parte de este mundo global sean cada vez más importante y ganen fuerza frente a las demás noticias, hecho que ruego a Dios, que así sea.

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