Santa Cándida María de Jesús: la primera santa guipuzcoana
A partir de hoy, domingo 17 de octubre, el santoral incluye a la primera guipuzcoana que ha llegado a los altares. En total, son cinco los guipuzcoanos canonizados por la Iglesia, cuyas vidas han sido presentadas ante los católicos del mundo entero, para ser veneradas e imitadas: San Ignacio de Loyola (s. XVI), San Martín de la Ascensión (s. XVI), Santo Domingo Ibáñez de Erquicia (s. XVII), San Miguel de Aozaraza (s. XVII) y, a partir de ahora, también Santa Cándida María de Jesús, nacida en 1845 en el caserío de Berrospe, en Andoain.
Santa Cándida María de Jesús, popularmente conocida como
Pero entre todas las fundadoras de órdenes religiosas dedicadas a la enseñanza en aquel siglo,
He aquí la lógica de Dios, que ciertamente, no coincide con la nuestra… La santidad necesita de dos piernas para poder “andar”: la humildad y la confianza. “Santo” es aquél que no desea otra cosa que lo que Dios quiera, y en esa perfecta confianza y humildad, se sabe frágil y al mismo tiempo, invencible. Por ello,
Llegados a este punto, podríamos seguir relatando cómo llegó a ser una realidad floreciente, aquello que en un primer momento parecía una locura; pero, tal vez, sea preferible retornar a los inicios de su vida, para descubrir así el secreto de esta alma de hierro, tan moldeable como la arcilla misma.
No parece que sea casualidad que las “Jesuitinas” hayan tenido a una guipuzcoana como fundadora:
Quisiera concluir este artículo invitando a reflexionar sobre esa expresión de aquella niña: “¡Santo mío!”… Ciertamente, creo que uno de los dramas de nuestra cultura postmoderna es la carencia de raíces, tradiciones y modelos de referencia, sobre los que edificar los valores de nuestra vida. Sin embargo, cuando conocemos a alguien que consigue ir más lejos que el común de los mortales, nos percatamos de que parte de su secreto está en haberse encaramado sobre los hombros de quienes le han precedido.
Por ello resulta tan importante para todos nosotros la canonización de esta guipuzcoana, ¡nuestra primera santa! Nuestra Iglesia diocesana siente la alegría de haber dado a luz este modelo de santidad, para bien de todo el orbe católico. Pero también sentimos una gran responsabilidad al descubrir que somos herederos de su estela… ¿Quién cogerá su testigo y quién se alzará ahora sobre sus hombros?