lunes, 11 de octubre de 2010

Por Salvador Gonzalez

En tiempo de crisis lo mejor es no hacer mudanza

Me han sugerido que haga algunas reflexiones sobre tema de actualidad para incorporarlas al Blog de la Parroquia, eso haré en la medida de disponibilidad de tiempo e ideas a reflexionar.

Esta primera con un título que no es mío, está sacado de S. Ignacio de Loyola, que como el lector sabrá fue el Fundador Y General de la Compañía Real que Jesús con su nombre distinguió (así comienza el himno de los Jesuitas), es decir, la Compañía de Jesús nacida para servicio de la Iglesia y en concreto del Papa.

Pues bien coincido con él, en esta etapa de crisis en que nos encontramos, y ésta no sólo se vislumbra en lo económico, que quizás sea en lo que más visiblemente se detecta: Aumento excesivo del paro, endeudamiento a todos los niveles, caída de los niveles de bienestar, etc. Sino que también en los valores que siempre han caracterizado a una sociedad sana y con criterios razonables de existencia y funcionalidad, por el contrario hoy se ha adueñado de ella un concepto-idea: El relativismo, de una manera “orquestada y sistemáticamente introducida por superestructuras varias” con un objetivo llevar a ésta a ser fácilmente manipulable hacia los intereses que ellas tienen y a las que de esa manera pretenden que sirvan. Entre ellas por ejemplo, el Poder, para intentar mantenerse como tal, o el Mercado y las Multinacionales, para encontrar consumidores a quien esclavizar con sus productos de consumo.

Este relativismo (que filosóficamente tiene una contradicción interna enorme ya que si todo es relativo, también lo sería esa propia afirmación “de que todo es relativo”, sería como el cártel anuncio que dice “prohibido fijar carteles” con lo que al poner ese cártel se produce la primera vulneración de la información que prohíbe en la práctica, se está poniendo el primer cártel: el de la prohibición), pretende vender que nada hay permanente y estable como valor “que todo es relativo” dependiendo de circunstancias y personas, por lo que valores que siempre se han visto como real y constatado para que la sociedad marchara bien, se han y siguen cuestionado y así por ejemplo el valor de la familia formado por un padre y una madre con su prole tradicionalmente concebida no sólo desde el punto de vista cristiano, que por supuesto, sino desde un punto de vista del derecho natural, hoy parece según este criterio que está siendo introducido como nueva realidad-valor mudable, diversos modelos de familia, así se habla de familia monoparental, heterosexual, homosexual y el modelo sigue abriéndose hacia variables sin-sentidos y podríamos hablar de muchas más realidades que se han relativizado como la que he puesto como ejemplo, es más ese propio derecho natural, que se utilizaba como valor soporte de esas realidades que defender, también ha sido cuestionado y ha saltado por los aires, ejemplo los derechos del nasciturus han sido vulnerados olímpicamente con el aborto libre.

Claro que si analizamos las consecuencias de este relativismo en lo económico por ejemplo, el valor del mercado se ha convertido en la regla que rige la vida del la sociedad, de nuevo un neoliberalismo aparece, que pretende y lo está consiguiendo que prime el dinero como valor y quienes lo utilizan para extender su poder, La Gran Banca o Los Trups empresariales por citar algunos que han hecho doblegar a los gobiernos, haciéndoles cómplices en estas políticas. El Liberalismo económico como teoría no está condenado por la Iglesia, pero su aplicación práctica, su praxis salvaje que lleva a los trabajadores a perder su dignidad como personas y transformarse en mano de obra barata sujeta a las dictaduras de sus contratadores, si lo está, porque para la Iglesia con todos sus defectos ,que los ha tenido y posiblemente los tenga (porque no se olvide está formada y regida por hombres con sus egoísmos, vicios y pecados que todos acarreamos), para ella el hombre y su dignidad está por encima de todo (somos semejantes a Dios), y lo digo no por una mera especulación fruto de una posición personal, sino que ahí están por citar un ejemplo en esta época en que se avecinan pérdidas de derechos en los trabajadores (reforma laboral, aumento años de jubilación…) las encíclicas donde ha salido en defensa de sus derechos: De rerum novarum, Quadragésimo anno, De populorum progresio… donde Papas diversos (León XIII, Júan XXIII..) acometen la defensa de la famosa Justicia Social que la Iglesia ha defendido y defenderá siempre, un poco lo que la J.O.C. (Juventud Obrera Católica) dice: “En pie la Juventud Obrera Jocistas vamos a luchar…..el mundo en ruina nos espera….a luchar por nuestros hermanos en la oficina, la mina o el taller….por la Justicia Social”.

Es decir como conclusión hay que permanecer en los valores tradicionales que siempre se han defendido y no dejarnos llevar por los que tratan de relativizarlos en su beneficio: Volver a la familia como soporte de valores a transmitir, incluso de esa manera la crisis se superara mucho mejor, volver al valor del trabajo como forma de realización digna de la persona, volver a valorar la solidaridad, el ayudar al que lo necesita, volver a defender el derecho a la vida…… porque en definitiva eso es lo que nos sacara del pozo en que estamos, no cambiar lo que no debe ser cambiado. Por tanto no mudemos esos valores y salgamos con fortaleza y sin miedo, venzamos y superemos, lo que viene llamándose “lo políticamente correcto” y en aquellos valores que pretendan cambiarlos, neguémonos a ello y defendamos sin miedo ni vergüenzas, los auténticos valores que son soporte de una vida cristiana correcta y hagamos llegar a la Sociedad cuales son éstos y que no estamos dispuestos a prescindir de ellos, le pese a quien le pese. Amen (Así sea).

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