viernes, 4 de febrero de 2011

por Salvador González

El papel de la iglesia española en la transición política y la situación de Egipto.

Los ciudadanos egipcios en estos momentos se han echado a la calle demandando un cambio de régimen. Una gran mayoría desearía una transición pacífica, para pasar de un sistema autárquico a otro homologable a cualquier democracia de corte liberal burguesa como las que imperan en occidente, ya que éstas con sus imperfecciones hasta ahora vienen demostrando que son el mejor modo convivencial de todos los posibles. El riesgo que todo occidente liderados por EEUU y CEE ,ve con preocupación, que en el caldo de cultivo que hay en estos momentos en Egipto: Penuria económica y de alimentos básicos ,paro generalizado, una juventud sin horizontes y un largo etc, de que como en río revuelto el fundamentalismo islámicos con sus brazos políticos en partidos radicales, pueda pescar a gran parte de esa masa descontenta y derive hacía algo no deseado, tal cual puede ser un nuevo régimen islámico como existen ya algunos conocidos de todos, o un baño de sangre en enfrentamientos entre partidarios y opositores al régimen ,que coarten las ansias de libertad y homologación de sus ciudadanos hacia pautas de convivencias y tolerancias democráticas ,de otro lado las relaciones con Israel, hoy con Egipto basadas en acuerdos de cooperación y de búsqueda de soluciones en oriente medio, podrían también por ello irse al pairo, si finalmente los islamistas radicales se hacen con una parcela de poder excesiva .¿Porqué traigo hoy este tema como artículo de opinión? En primer lugar por que prometí ,si recuerdan en el primero de ellos ,que trataría temas de actualidad y este asunto es de rabiosa actualidad y lo segundo por que viene a cuenta esa situación con el papel fundamental que jugó la Iglesia en la transición en nuestro País. Hay que recordarlo, máxime en estos momentos en que un nuevo anticlericalismo feroz, se ha empeñado en atacar con virulencia a la Iglesia tratándola entre otros argumentos de retrógrada, porque no defiende ,como no podía ser de otra manera, los supuestos valores que la clase dirigente presenta como conquistas de la modernidad: aborto libre, eutanasia activa, nuevas conceptos sobre el matrimonio, familias desestructuradas y mono-parentales… a modo de botones de muestras ,a los que la iglesia se opone por que considera que son contravalores y van contra la dignidad de la persona y no puede hacer más que ser beligerante ante ello ,le guste o no le guste esta oposición al poder de turno .Pero es bueno creo por ello, recordar a estos anticlericalistas, como fue la transición española ,en la que la Iglesia colaboró encabezando el cambio pacífico y democrático .Desde el cardenal Tarancón que sin eufemismo ni ambigüedad, encabezó la necesidad del camino hacia la democracia en España, hasta movimientos cristianos como el de cristianos por la democracia y el socialismo .En esa transición destacaron muchos sacerdotes que se unieron a la clase obrera en las minas, talleres etc, contribuyendo a dinamizar el movimiento sindical y político, así como las inquietudes ciudadanas a través de las asociaciones de vecino entre otros movimientos .Se escribieron libros y artículos pidiendo y apoyando la causa de lo menos favorecidos, hasta el extremo que muchos de ellos fueron catalogados como curas comunistas(famoso libro publicado precisamente con ese título) .En nuestro pueblo sobresalió uno al que desde aquí rindo homenaje, ya que hoy no se encuentra entre nosotros ,como algún lector habrá intuido estoy hablando de D. José Barroso, que fue párroco de S. Andrés y que compatibilizaba su labor pastoral, con el mono del taller mecánico de coches o con su labor asesora de formación de Cooperativas ,fruto de su labor fue el nacimiento de una clase dirigente surgida del pueblo para el pueblo ,el que escribe recuerda como él, junto con D. Sebastián párroco de S. Juan fueron promotores de cooperativas de diversas índoles, una de ella fue la Cooperativa de Viviendas Pereilas, germen de otras posteriores ,precisamente en esta, una de sus calles, se llama con su nombre: Calle José Barroso en su memoria y como homenaje permanente. Las propias iglesias sirvieron de cobijo a Asambleas Ciudadanas-Sindicales-Políticas, cedidos por los párrocos respectivos, por no existir lugar donde los ciudadanos/as pudieran reunirse. Aún recuerdo las homilías de D. José Barroso a las que acudían los deseosos del cambio y de libertad sin ira, junto con los más inmovilistas, éstos para ver y oír que es lo que diría ese domingo ese “curita izquierdoso”. Ojala los ciudadanos /as egipcios pudieran contar como contamos nosotros, con dirigentes religiosos servidores del pueblo con los que se identificó y colaboró sin ánimo de protagonismos, ni mucho menos deseo de poder, para que la transición a la democracia fuese posible. Y a los radicales anticlericales, sin acritud, pero con firmeza, decirles, que ya que son muchos, partidarios de la tan llevada y traída memoria histórica, que no pierdan la memoria, que ya es histórica, de cómo la iglesia a través de sus pastores, contribuyeron muy mucho a la sociedad democrática y libre que hoy disfrutamos.

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