viernes, 10 de septiembre de 2010

Por Isabel Orellana

"Las cosas importantes"

LA VOZ DE LOS JÓVENES: UN CLAMOR EN LA O.N.U.


Yerran quienes tilden a los jóvenes de inmaduros y banales, o les hacen sujetos de ciertos adjetivos que minusvaloran su capacidad para conmover los cimientos del mundo. Nunca se puede generalizar. Hay infinidad de jóvenes que luchan por un mundo mejor y no temen el esfuerzo. Cristo no restó un ápice de rigor a sus vidas cuando les instó a seguirle dejándolo todo. Ese mismo Cristo constituye un modelo de persona para miles y miles de jóvenes, aunque no sean creyentes o profesen creencias lejanas a la religión católica. Trabajan con enorme ilusión extrayendo lo mejor de sí mismos. Y así lo han puesto de relieve recientemente en Nueva York.

Los antecedentes de la noticia, que está dando la vuelta al mundo y de la que me hago eco en este blog, se hallan en Fernando Rielo, Fundador del Instituto Id de Cristo Redentor de Misioneras y Misioneros Identes. Entre otras acciones, en 1980 impulsó el Parlamento Universal de la Juventud. Creía firmemente en el liderazgo de los jóvenes, y sabía que su lucidez se abriría paso entre los grandes comunicadores y líderes del mundo, incluidos los políticos. Para sembrar cordura erradicando toda clase de barreras entre los seres humanos, la fórmula no podía ser otra que el amor universal inscrito en Cristo como modelo de valores que sintetiza en sí la universalidad de los mismos.

Treinta años después, el pasado 13 de agosto de 2010, un grupo de 300 jóvenes, representando a los miles y miles de compañeros que habían trabajado codo con codo en la Carga Magna de valores, alzaba su voz en la sede de la Organización de Naciones Unidas. Estos portadores de esperanza procedían de Europa, América, África y Asia, en total 21 países. Así materializaban el sueño de Fernando Rielo. Los promotores del evento han sido la Juventud Idente, la Fundación Fernando Rielo, la Universidad de St. John's (Nueva York) y la Universidad Técnica Particular de Loja (Ecuador). El fruto del trabajo e ilusiones, una carta Magna de Valores para una Nueva Civilización, trae aires nuevos al mundo. Así lo reconoció el cardenal Edward Egan, arzobispo emérito de Nueva York, presente en el acto, considerando esta Carta como “ referente para la sociedad actual” a semejanza de la “Magna Charta realizada en 1215 en Inglaterra” que “supuso un hito importante en el mundo jurídico anglosajón”.

El documento presentado en la O.N.U. consta de diez puntos. (La carta está publicada en la web www.wyparliament.org). En esos puntos se contienen los grandes temas que afectan a la humanidad, particularmente el derecho a la vida y a la libertad, basándose en la espiritualidad de la persona. No es un manifiesto teórico; lo anima una decidida expresión de compromiso. Porque la sociedad que buscan construir los jóvenes en este tercer milenio no es un manifiesto ni una simple crítica social, no se queda en mera protesta, ni declina la responsabilidad personal en los demás. Estos miles de jóvenes son conscientes de que un radical y sustancial cambio de las estructuras sólo se consigue cuando cada uno de los seres humanos se involucra en ello, extrayendo de sí mismos lo mejor que poseen. “Las palabras, como recuerda un sabio refrán, se las lleva el viento”. Las vivencias no. Las relaciones interpersonales, la convivencia depende de la actitud que adopte cada uno de los involucrados en ella. Y estos jóvenes audaces y valientes están decididos a no escatimar esfuerzos para crecer personalmente sembrando en su entorno las semillas de esta civilización del amor.

El compromiso explícito pasa por la erradicación de conflictos bélicos, atentados diversos contra la vida humana (se reivindica explícitamente el derecho a la vida desde su concepción hasta el final), hambre y desigualdad, desempleo, problemas medioambientales, etc. La diversidad de creencias y culturas es un mosaico de indiscutible riqueza, como se aprecia en el documento. Todas las reflexiones han tenido como eje vertebral el amor universal que dimana de la persona de Cristo y las propuestas confluyen en él. Con este modelo los jóvenes se comprometen a poner en práctica el decálogo en los diversos ámbitos de la familia, la política, la economía, el medio ambiente, la educación y las redes de comunicación.

El objetivo del Parlamento Universal de la Juventud es difundir esta Carta en todas las instancias políticas, sociales y religiosas, para que pueda ser un documento de referencia para las constituciones políticas de los distintos Estados. El reto es que se escuche la voz de los jóvenes y que, superando prejuicios ideológicos y barreras culturales, impulsen la unidad y la paz de los pueblos. El Parlamento Universal de la Juventud prosigue invitando a todos los jóvenes, sin distinción alguna, para que continúen investigando y analizando todos los temas que les preocupan, con la esperanza de que sus conclusiones y propuestas sean escuchadas a nivel mundial por las instancias mencionadas anteriormente.

En Málaga distintos grupos de jóvenes han participado en la elaboración de este importante documento en Institutos y Parroquias. Cinco de ellos han estado presentes en Nueva York. Cuatro pertenecientes a la Parroquia de San Gabriel y uno del Instituto “Jarifa” de Cártama. El clamor de sus voces, unidas a las de tantos miles de jóvenes, nos recuerdan la vigencia de la esperanza activa en un mundo que camina con paso firme hacia la “civilización del amor”.

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